viernes, 30 de agosto de 2013

Vendedores de Objetos insólitos

Por Celso Román

El ciudadano Pascual Colonia Nemesio intentó vender un dedo meñique en la Carrera Décima. "En estas cosas de la venta ambulante tiene uno que madrugar para coger puesto en el andén", dijo a los periodistas que lo entrevistaron en la Comisaría del Centro, donde está precautelativamente detenido por alteración del orden público.
Antes de las siete de la mañana, cuando la ciudad empieza apenas a despertar para el afán cotidiano que tres horas más tarde la tiene convertida en un hormiguero alborotado, un avispero embravecido o una guazabara impresionante, Pascual Colonia Nemesio ya había extendido un trapo rojo, de bayetilla, medidas de metro por noventa centímetros, defendido del viento mañanero por el peso de cuatro piedras irregulares colocadas sobre cada una de las puntas.
El lenguaje de los vendedores callejeros ha establecido códigos y pautas de comportamiento acatados por todos en silencioso pacto: trapo rojo extendido en el andén, en el lenguaje de la selva de cemento significa territorio marcado, posesión establecida, límite trazado para exponer sobre ese espacio mercancía destinada a la venta.
Sobre esa tela colocó un plato tintero marcado "Café de Colombia" y encima del plato un puñado de algodón y sobre el algodón un cuchillo de cocina.
Con la salida plena del sol, apenas los oficinistas corrieron a marcar la tarjeta y la calle se colmó con la multitud de desempleados que la recorren sin ton ni son, lentamente de arriba a abajo, de izquierda a derecha, de norte a sur, de oriente a occidente buscando la oportunidad de sus vidas en los loteros, los yerbateros, los Hare Krishna discípulos del Gurú, de los carismáticos o de los compañeros estudiantes comprometidos y beligerantes.
Deambulan a la deriva, de sol a sol, sacándole el cuerpo al hambre y esquivando los raponerso, los carteristas, los gamines, los acostados en la calle con llagas de verdad, con muñones, con cegueras y acordeones; sin dejarse tocar ni alcanzar por las mujeres de la vida triste. Los vendedores de relojes robados, artículos de contrabando, de chucherías de colores de cosas y cosas y objetos inverosímiles.
Cuando la calle sedimenta su detritus y el día es un hecho concreto, Pascual Colonia Nemesio inicia su discurso introductorio: "Señoras y señores pongo a la venta este dedo meñique, ustedes mismos pueden constatar su grado de salud, la tersura de su piel, la limpieza de su uña, la natural flexión de sus articulaciones", y sin dejar de caminar, gritando de vez en cuando para llamar la atención de los que están más lejos, mueve el dedo meñique de su mano izquierda.
"¿Este loco qué es lo que va a hacer?", se pregunta la gente que se empieza a arremolinar. Algunos carteristas aprovechan el tumulto para esculcar los bolsillos de los desprevenidos que, con la boca abierta, siguen el interminable bailoteo del dedo meñique.
"Sí, señoras y señores, vendo este dedo para conseguir con qué comer: ahorita lo voy a poner en este platico para el que se lo quiera llevar"; Pascual Colonia Nemesio se quita la camisa y se la amarra en la cabeza como un pirata, se quita los zapatos, se quita las medias, se arremanga los pantalones y queda como un náufrago en medio de la marejada de gente que comienza a hacer un remolino de cabezas levantadas y cuchicheos:
(Ese loco dizque va a vender un dedo... que para que le den de comer... Ahí tiene el cuchillo, Virgen del Carmen, de pronto mata a alguno... mucho bruto: se le corrió la teja...)
Dando un grito brinca en el trapo rojo, se agacha, recoge el cuchillo y empieza a blandirlo haciendo que el círculo de espectadores se amplíe. El público ya no se ríe. La gente sobrepasa el andén y empieza a invadir; los carros pasan despacio y los choferes miran con curiosidad preguntando ¿qué pasa? ¿qué pasa? "Un loco se va a cortar un dedo para venderlo", les responden. Las busetas repletas se inclinan de ese lado cuando los pasajeros se amontonan contra las ventanas para ver como una ráfaga el relámpago del sol sobre la hoja del cuchillo, el brinco de Pascual Colonia Nemesio y su grito de dolor que atraviesa toda la décima y culebrea por las calles atestadas cuando el dedo cae en el plato y sigue moviéndose por unos segundo dejando una mancha roja ("como una flor", diría el poeta) sobre el algodón.
El grito es debelado por la sirena hiriente de una patrulla de policía.
La multitud es tan grande que el extremo del tumulto, en su periferia exterior, al final del trancón vehicular que va tupiendo el centro de la ciudad, el rumor llega agrandado, como una piedra que genera un alud "se suicidó un tipo que no tenía empleo", dice otra; "le cortaron el dedo a un tipo para robarle el anillo", sugiere una tercera; "la policía está llevándose a los vendedores y confiscando la mercancía", dice la más angustiosa; el karma negativo, dicen, el fin del mundo, gritan, es la revolución que acaba de estallar: hay sangre corriendo por la Carrera Décima.
La acción empieza de lado a lado, de derecha a izquierda, de arriba a abajo, del centro a la periferia y de afuera hacia adentro de la multitud descontrolada. Se entrechocan los que se quieren ir, dada la magnitud de los rumores, con los que se quieren acercar, dada la magnitud de la curiosidad.
Crece la tensión cuando se acerca un aguacero: desesperada porque vaya y le rayen el carro, una señora trata de salir corriendo, arranca el renolito en primera y golpea una buseta. El chofer se baja con una varilla en mano: una cipote de un metro de larga por dos pulgadas de diámetro: el ambiente es propicio para la acción punitiva.
La patrulla logra por fin llegar hasta donde está Pascual Colonia Nemesio doblado, de rodillas sobre el trapo rojo, en medio del círculo de la soledad, agarrándose el muñón que borborita sangre inconteniblemente. Dos agentes con el bolillo listo lo interpelan: a ver su licencia de la Alcaldía para ventas ambulantes. Aver el permiso para vender carne en vía pública. A ver el carné de sanidad. A ver sus papeles. El hombre levanta la mirada: los ojos están llenos de lágrimas, su cara de pirata, salpicada en sangre, le mete terronera a los policías: "Este tipo se volvió loco: queda detenido". Pascual Nemesio se desenrosca como un felino y se abalanza sobre los agentes como una pantera con los brazos abiertos y las garras extendidas.
Hay un grito entre la multitud, hay desorden, hay acción: las piedras que mantenían el trapo pegado al suelo ya vuelan en varias direcciones: una rompe las vitrinas de una panadería y los hambrientos van por el pan. Otra rompe el vidrio panorámico del automóvil último modelo de un industrial con guardaespaldas, que al grito "me secuestran al patrón", inaugura el aire del mediodía con los primeros disparos. Otra piedra da en la cabeza de uno de los agentes, obligándolo a sacar su arma de dotación para la segunda ráfaga del día. El cuarto guijarro vuela de un lado a otro de la calle cruzando limpiamente el ventanal (rompiendo y manchándolo) de un almacén de calzado. Entran las manos a buscar los guantes para sus pies.
El chofer de la buseta hace rato terminó de romper metódicamente los vidrios y las farolas del renolito de la señora y ahora se dedica a lanzarle improperios de calibre más grueso que el de la varilla. La multitud crece. Los pasajeros descienden de buses y busetas, algunos caballeros toman partido por la decencia y galantemente se ponen al lado de la dama que llora histéricamente, pero son superados en número y en habilidad por los que raponean las joyas y los relojes mientras suenan otros panorámicos y se generaliza el saqueo en los vehículos abandonados por sus dueños. Otro grupo grita abajos al alza del transporte y el chofer de la varilla en la mano apenas tiene tiempo de palidecer viendo su buseta en llamas.
El saqueo aumenta, crecen la gritería y las columnas de humo que elevan al cielo la respuesta a las estadísticas sobre el desempleo, alza en el pan, la leche, la carne, los bebestibles y los comestibles. Vuelan los volantes que los compañeros estudiantes comprometidos y beligerantes distribuyen emocionados como quien ve realizarse un sueño a mediodía: "La coyuntura, la coyuntura, dicen compañeros del pueblo, aprovechemos la coyuntura" y los compañeros desempleados se miran las manos y mueven las coyunturas de los dedos pensando que tal vez la cosa sea cerrando la mano y apretando el puño, como si aquello de que no todos los dedos de la mano son iguales fuera cierto, pero más cierto es que la unión hace la fuerza.
El trapo rojo de Pascual Colonia Nemesio, libre de las piedras que lo ataban al suelo, entrapado en sangre, emprende el vuelo por encima de la multitud enfebrecida. Los policías piden refuerzos por radio-teléfono: "¿Qué pasa? ¿Qué pasa?" Preguntan en la central. "La subversión se toma el centro de la ciudad", responden en medio del traqueteo, "agitan bandera roja, saquean el comercio, incendian buses urbanos y vehículos particulares; solicitamos refuerzos, tenemos preso al cabecilla de todo".
A las tres de la tarde el centro de la ciudad sigue reventando como maíz frito. La policía no logra controlar los desórdenes, hay barricadas, piden refuerzos.
Por la carrera séptima, de norte a sur, desde los cuarteles del Ejército se acercan, con las luces encendidas, los camiones cargados con tropas antiguerrilleras, con lanceros avezados, con hombrones de uniforme camuflado, con fuerzas de élite que no le temen a nada. Lentamente, como conscientes de su propia fuerza, forman una larga serpiente atragantada de tramo a tramo por los tanques cascabel y los transportes urutú rumbo al centro.
De los elegantes barrios del Norte subió la peregrinación de las gentes de bien; hasta la séptima llegó la romería de los elegantes señores de corbata, de las bienhabladas señoras de tacón alto, con sus hijas vestidas de blanco a celebrar el gran  carnaval de la democracia con cintas en el pelo y banderitas en las manos: saludaron los tanques, le tapizaron con flores el camino a la caravana cargada de veneno, le agitaron perfumados pañuelos blancos a los altivos militares de pecho erguido tapizado de insignias, de mentón firme y bigote varonil, de impávida mirada de gallos finos bajo el casco de guerra.
¡Qué espectáculo de defensa del carro económico y las joyas de oro rebajado, qué orgullo estar vivos para ser testigos del monumento histórico, del fortalecimiento de las instituciones, de la salvaguardia de la República, del pie de la letra de la Constitución! ¡Adiós a los nobles soldados que al centro viajáis, que el orden impondréis con los tanques cascabéis!, le cantaban los locutores, les bendecían los párrocos, le lanzaban besos las futuras candidatas a Miss Colombia; aplausos, aplausos, hasta que pasó el último vehículo artillado rumbo al despelote del centro donde se levantaba una sola, espesa, tensa, tesa, gruesa columna de humo.
A Pascual Colonia Nemesio lo llevaron a rastras los policías antimotines y en el camión jaula le molieron la cabeza a bolillo y las pelotas a patadas. A las siete de la noche había culminado la operación rastrillo y la política de tierra arrasada. Los selváticos lanceros de piel broceada, las tropas de choque finiquitaron el "ratissage" (cacería de ratas hasta el exterminio, que llaman los franceses) y fusilaron sin fórmula de juicio a todos los capturados que tuvieran zapatos nuevos, más de un reloj y más de dos anillos; condenaron a cadena perpetua a los que olieran la boca a pan fresco o tuvieran la barriga llena y tufo de pollo asado; a 20 años de cárcel a los que supieran leer y a 30 a los que supieran escribir.
Con grúas se llevaron los carramanes de los vehículos incendiados y en los crematorios de la Brigada hicieron desaparecer volquetadas de cadáveres.
A las nueve de la noche el Sr. Presidente habló por televisión y volvió a decir que no le volvería a temblar la mano para restablecer el Orden que ya estaba restablecido; para traerles la calma que ya les había traído; para castigar a los culpables que ya estaban cogidos; para hacer respetar las vidas, bienes y honras que irrespetados habían sido. Tenemos al agitador, al responsable que obedece a consignas foráneas. El Primer Mandatario habló y habló hasta que el país entero se fue a dormir con el corazón tranquilo y una sonrisa en los labios.
En los noticieros del día siguiente salió Pascual Colonia Nemesio con la cara abogatada por los golpes y la mano izquierda vendada: le habían cosido otra vez el dedo para desvirtuar esas especies que circulaban de boca en boca, para dar un mentís a esos rumores propalados por la subversión, para acallar esa versión macabra de que lo que quería era vender un dedo para poder comer.

martes, 11 de diciembre de 2012

El tierno piñón

¡¡¡Tiempo sin meterme en estas vainas!!!
...y ya era hora: me hacía falta intentar redactar ciertos enredos mentales

Desde hace unas semanas vengo identificando mi existencia, mis maneras y mis pensamientos con las que tendría un ser absolutamente objetivo; ésto es con nada que pueda depender de subjetividad (duh...) o emoción alguna. Me he sentido bien... ¡pero sentir no está permitido! luego, aún falta camino para mejorar...

Como parte de este proceso de objetivización (abusando del lenguaje) he usado como identificación personajes memorables de la rama que se encontraron (hipotéticamente) en el mismo camino que ahora intento recorrer, pero vienen de vuelta. Personajes como Andrew Martín (Hombre bicentenario) o Jhonny 5 (Corto Circuito), que saliendo de su estado "máquina" incurren en comportamientos algo erráticos y sentimentalones... casi vivos, diría Uno.





Pasando por allí nos encontramos a seres como David (Inteligencia artificial), Amazo (DC comics) o Sonnie (Yo, Robot) que dentro de su manera mecánica de existir cuentan con rastros de que algo falla en la máquina; jústo en ésa falla de los anteriores radica lo que nos empatiza con aquellos personajes; los hace imperfectos, una imperfección que los hace casi perfectamente humanos.

Pero, querido lector (si es que hay alguno allí): ¿consideraría usted humano a ése ser?, o más fácil: ¿Consideraría vivo a tal artificio?

Lo chistoso de la Vida: no es definible; apenas podemos referir qué no es; podemos definirnos como seres vivos porque somos seres vivos desde el principio, y desde allí asumimos lo que no está vivo; y empieza la comparación: que si respira, que si es sensible, que si razona, que si es consciente de sí mismo, que si es orgánico, que si... y cada vez más allá...

Nada es suficiente para aceptar la Vida de ciertas cosas, porque desde el comienzo no cumple nuestras expectativas; pero a muchos de aquellos a quienes les molesta éste tema, no les causa problema alguno ver películas como las anteriores y sentir algo como empatía por el personaje; porque hay algo que fuerza a la identificación con el ser.

Si no se les acepta como seres vivos porque no cumplen nuestras condiciones, pero se siente empatía por ellos algo debe pasar: si ellos no son de nosotros, tal vez es que nosotros somos de ellos; tal vez somos maquinitas blandas, con errores propios de fabricación; maquinitas tan defectuosas que no calificamos como tales; máquinas sensibles y conscientes... máquinas que se emocionan y se enternecen; pero al fin y al cabo una suerte de autómatas... Piñones tiernos

Continuará...


lunes, 18 de junio de 2012

YO ME llamo...

Algunas coas para empezar:


  1. Lamento colocar un nombre que últimamente se ha vuelto tan vulgar en nuestro contexto... pero a decir verdad no se me ocurre un nombre mejor (menos peor)
  2. Anuncio (que conste) el regreso de esta vaina, para bien o para mal... aquí estará de nuevo; si a usted, estimado/a lector/a este espacio le parece lo suficientemente digno de su lectura y/u opinión, no se contenga, para eso estamos pa'pelear.
  3. Empecemos
Hace unos años un amigo mío me recomendó una serie denominada Death Note, la cual últimamente se ha vuelto bastante popular; le hice caso (pero a medias): me puse a leer la publicación escrita, para mi fortuna, la historia resulta mucho más completa y entretenida... pero empiezo a divagar...

Vuelvo a la trama de la historia:

Érase que se era un muchacho lo más de juicioso en casa y en el colegio, pero de lo bueno ya estaba aburrido; cierto día cayó una libretica del cielo que le permitía borrar del mapa a otras personas con sólo conocer su rostro y su nombre (escrito correctamente); cierto día un famoso detective llamado L lo encara... a partir de ése momento empieza lo interesante: L quiere demostrar que el tipo es el asesino, y el asesino (Kira) intenta averiguar el nombre de real de L (sin que nadie se de cuenta)...

Ése, amigos/as míos/as es la parte chévere de la historia: ¿cuál era el verdadero nombre de L?
Según las reglas, el nombre debía ser el registrado... pero hay algo que no me cuadra: ¿Tarzán sería inmune a la Death Note? ¿una persona no bautizada? ¿un anónimo?
Creo que no; el nombre dado a los objetos a nuestro alrededor sí ha de ser de común acuerdo, cultural, así como nuestros nombres mientras no podemos elegir sobre ellos... pero en general, a partir de cierto punto, nuestro nombre es lo único que tenemos como propio para el resto del planeta, nuestra identidad, nuestro yo.

Por esa razón apelo al Yo me llamo, porque NOSOTROS (cada uno) elegimos quiénes somos, cómo nos damos a conocer (a muchos habrá pasado que no les gusta alguno de sus nombres o apellidos y por tanto lo omiten en una presentación), y dónde lo hacemos; nuestra identidad es múltiple y depende de cada quién reconocerla...

Por tanto se me ocurre la solución más simple: ver al detective y escribir simplemente L; ése es su nombre, su identidad, su esencia, por tanto no habría falla...

Sólo quería compartir esa "reflexión", creo que la Identidad (lo mejor y peor de cada uno) es definida en gran parte por la propia persona. Prefiero no extenderme, pues se volvería más monótono el asunto... si a alguien le interesa, mi nombre se pronuncia Héctor Escamilla, pero les recuerdo que se escribe Εκτωρ Σκάμιἴα (por si acaso ahí está mi cara también)

Ciao

viernes, 20 de enero de 2012

El niño gigante de la lupa VS El vacío absoluto

Recientemente me he enfrentado con ciertos asuntos (de los cuales hablaré posteriormente) que me han resultado especialmente difíciles; es difícil pensar con optimismo en ocasiones, y para mí ésta fue la ocasión...
Pero abstrayendo mis percepciones subjetivas y observándolas objetivamente no puedo evitar verme con diversidad de posibilidades de acompañamiento en nuestra interacción con lo que todos llamamos REALIDAD (véase El Gran Libro de Reglas y el Jugador)...

Lo que haré a continuación será reflejar el pensamiento de muchas personas respecto a este tema (especialmente cuando se enfrentan a dificultades); muchos dicen (decimos, la mayoría de los verbos que refiera colocando la conjugación en tercera persona plural —ellos—, me estaré incluyendo en ello —nosotros—, sólo que por facilidad de redacción lo haré de esta manera) que han sido abandonados por Dios, o que es una prueba a su fe y su firmeza, que Dios sencillamente no existe, o que más adelante vendrán cosas mejores...
Me centraré únicamente en esas 4 posibilidades anteriores por cuestiones de  espacio y tiempo (tanto de escritura como de lectura), pero creo que hará mi punto lo suficientemente claro; tampoco lo haré en orden, lo haré de la más optimista a la más pesimista (a mi visión)... empecemos:

Es sólo porque vendrán cosas mejores
hmmmm... no me creo ese discurso; pienso que de uno depende si su futuro será mejor o peor, decir que algo será mejor en el futuro es postergar su felicidad y ¿por qué? porque no se pudo obtener ahora, ESO NO GARANTIZA NADA PARA DESPUÉS (tómese como ejemplo la cantidad de injusticias que le suceden a muchas personas en el planeta, una tras otra y mueren así... a menos que la reencarnación arregle el problema, lo cual da más oportunidades de desequilibrio :p)

Es sólo una prueba a mi fe en Dios
pffff!!! peor!!!
¿Acaso Dios está tan aburrido en su Eterna Gloria que necesita experimentar con nosotros? ¿Acaso ganará o perderá algo por el hecho de que seamos fieles o débiles? Éso me hace pensar en Dios como un gran niño con lupa que sólo quiere mirar qué pasaría si... sólo por curiosidad; éste me parece un momento adecuado para señalar que a Dios (en caso de existir) no le importará si el humano cree o no cree, no le afectará; si es Todopoderoso, no necesita que le suban el ego, si es Todo-misericordioso puede ayudar al que le plazca, independientemente de si su amor es correspondido o no, y finalmente, si es Todo-controlador realmente estamos en la mala porque caeríamos únicamente en un juego de títeres...
Y lo peor es que no habría de otra, cualquier decisión posible es un resultado para el experimento, por lo cual de todas formas toca actuar respecto a las circunstancias...
Si usted pasa la prueba, felicidades, Dios coloca un chulito en la hoja y sigue su juego; si pierde, pues qué vaina, una equis y probar en la siguiente...

Dios existe, pero nos abandonó
Francamente, prefiero creer que lo que nos pasa (bueno o malo) es sólo por mérito nuestro, prefiero creer que no ha sido obra de Dios lo bueno o lo malo que me haya pasado: si es bueno, pierdo todo el mérito; si es malo, tengo a quién echarle la culpa. No estoy satisfecho con ninguna de estas opciones, lo cual hace que la segunda opción más pesimista resulta siendo como la más conveniente: cualquier cosa que le suceda es sólo por acción suya o de las personas que le rodean, ya, hasta ahí...

Dios no existe
No puedo decir que sea la mejor opción, ni la peor; sólo lo más fácil de pensar en muchos casos, sobre todo teniendo en cuenta el rigor científico que ahora dogmatiza a gran parte de la población terrestre. No puedo creer que sí o que no, lo único que puedo hacer es pensar una consecuencia muy similar al caso 3: actúe, enfrente las cosas, no habrá una mano mágica que le solucione los problemas, y mucho menos por rogar (la omnisciencia permitiría saber las necesidades de cada individuo sin necesidad de pedir), sólo VIVA, y ya...


Creo que con todos los puntos anteriores llegué siempre a lo mismo: lo que le pase, afróntelo; actúe en respuesta a algo, no espere que todo se solucione mágicamente; si Dios le es necesario, téngalo sólo como acompañante, no como solucionador universal, él no estaría obligado (si existe) a conceder sus deseos (en caso de que le solucione, siéntase bendecido, pero no se confíe en todos los casos)...

ése es mi único consejo (que yo mismo debo tomar):
VIVA, actúe y responda por sus actos

jueves, 22 de diciembre de 2011

La Profecía...

Falta un año para la temida fecha... (lo digo hoy porque 2012 es año bisiesto, luego toca contar un día más para llegar allá...); y os garantizo herejes que un día (no necesariamente en la famosa fecha) el caos reinará sobre nuestro planeta...

No creo en cataclismos naturales, no creo que venga un ángel dorado, ni los extraterrestres, ni siquiera la guerra entre naciones...
El problema será ésto: el exceso de información y de ignorancia

Así será:
Vísperas: grupos en facebook, convocatorias masivas de reunión, ansiedad, los más asustadizos se irán de viaje; oración, maldiciones de parte de los pesimistas; en general: TENSIÓN, primer error...

Llegará el día en el Oriente, Japón, China, India; donde hay muuuuuuucha gente; y muchos estarán asustados, habrán saqueos, disturbios: Caos...

Despertaremos con la tensión en la cabeza... veremos noticias: que en oriente tantos muertos, tantos disturbios, tanto caos...
"ay juemadre! llegó el fin del mundo", qué susto!!!
la gente se alborotará más a este lado del mundo, contando con los antecedentes y con la fiebre latina-occidental de la new age, el apocalipsis, el fin...
Severo día; los que no crean en toda esta vaina estarán igual de afectados, porque la ansiedad será contagiosa, y muchos terminarán por ceder...

El que tenga oídos que oiga, el que tenga ojos que vea y el que tenga internet que se divierta...
Abrid los ojos impíos!!!

Lo chistoso será ver que llegó el siguiente día y no aparecieron ni los ángeles, ni los santos, ni extraterrestres, ni nada...

Esperar, con cautela... porque igual pasará, sea entonces o en otro tiempo...

domingo, 27 de noviembre de 2011

El gran libro de Reglas y el Jugador

En la anterior manera de escribir me puse a divagar sobre la multitud de posibilidades que nos aquejan todo el tiempo; podemos correr, caminar, saltar, abrir o cerrar los ojos, gritar, volar...

¡Espere! no podemos volar

¡Ay! ¡Cierto!
¿pero por qué no podemos volar?

No sé... porque no se puede y ya...

Hmmm, entonces nuestras posibilidades no son ilimitadas

pues no

Ahí paro: nuestras posibilidades son infinitas, pero limitadas. Siempre habrá algo que NO SE PUEDA, tanto que ya cae en la inverosimilitud y por tanto se vuelve ridículo pensar en ello; pensamientos, ideas y deseos que hasta Jorge Duque Linares (con todo y su actituuud Positiva) despreciaría con el mayor de los descaros.

Pongamos un ejemplo:
Soy muy aficionado a cierto tipo de videojuegos, el que más, God of War en todas sus presentaciones, pero me acogeré a uno más popular y de mayor sencillez para simplificar el asunto...
Mario puede correr, saltar, agacharse (si está "crecido"), moverse a izquierda y derecha, mirar arriba... con esas posibilidades podemos decidir simplemente permanecer quietos, jugar de afán, hacer un juego perfecto, etc, etc, etc; infinitas posibilidades salidas de unas cuantas habilidades... pero esa infinidad es más pequeña que la nuestra: lo primero que podemos hacer por encima de Mario es vivir en un mundo 3D, respirar y hablar.
¿Quién limitó las posibilidades de Mario? La programación del juego, cada uno de esos renglones en BASIC (o el programa que corresponda) que delimita qué se puede y qué no se puede hacer. Ése es el universo de Mario, le da las posibilidades que todos vemos cuando jugamos, es el dios de Mario, su todo.

Cuando encendemos la máquina y comenzamos a correr el juego, Mario empieza a existir a su manera, sin un objetivo, más que el que nos venden desde el comienzo: pasar cada nivel y rescatar a la Princesita.
Observemos que las posibilidades de Mario pueden ser utilizadas de muchas maneras, pero el objetivo nos lo dan los programadores y nosotros mismos cuando nos proponemos ejecutar el programa; estamos POR ENCIMA de las leyes universales de Mario y podemos darle un objetivo...

Algo similar sucede con nosotros: sólo somos nuestro propio personaje en cada uno de nuestros juegos; tenemos posibilidades y limitaciones, habilidades y debilidades, y un dios: el programa Universal.

Pero, ¿Quién programó esta vaina?

ah, eso si no lo puedo responder, es trabajo de la fe de cada uno; para mí el libro sólo se construyó (solo, porque o había de otra, porque era lo lógico) y por esta razón mi deidad es ésa: el conjunto de reglas que hacen posible nuestra "existencia" (véase entrada anterior).

¿Y cuál es el objetivo del juego?

No hay objetivo en sí mismo, puede ser interpretable; podemos pasar niveles, rescatar Princesas o conseguir la mayor cantidad de moneditas, pero al final éso depende de quién sea el programador y más importante aún : 

EL JUGADOR

Seleccionar el recuadro para completar el texto...


No pretendo hacerme pasar por un "gurú" en asuntos existencialistas, sólo me expreso, opino y me desahogo de lo que pienso todo el tiempo respecto a lo que hacemos en este tablero...

LEEMOS...
(Normalmente me despido con la palabra "VEMOS" pero en este contexto resulta algo inútil, por eso la cambio a la expresión anterior)

sábado, 12 de noviembre de 2011

Probablemente leíble...

Pienso, Luego Existo

Para Descartes esta fue una conclusión trascendental, porque, ¿cómo creer que algo inexistente puede pensar?; de esta manera tan simple, el señor Renato "demuestra" que todos nosotros (al menos para sí mismos) existimos.
Hasta ahora me he percatado solamente de que yo existo, digo: sólo yo me escucho pensar, luego puedo estar seguro sólo de que yo estoy aquí; mientras que el hecho de que los demás piensen puede ser sólo una ilusión creada por la Matriz, por los Maskones, por Dios, por el Gran Hermano, o cualquier otra entidad fuera de mis manos.
Pero ahora usted, estimado(a) lector(a) estará pensando: pa'qué éste se pone a decir eso, si ya para eso han existido existencialistas, escepticistas y yo mismo(a) para formular ese pensamiento???
Mi respuesta es muy simple (resalte todo lo que dice en el renglón siguiente, para leer la respuesta, sólo el renglón)

NO SÉ                                                                                                                                                     

Sólo pretendía compartir lo que se me ha ocurrido hasta el momento, pero cuando pensaba en una introducción, se me ocurrió empezar de esa manera...

Ahora bien, a lo que voy posiblemente resulte poco probable (palabra que resultará bastante interesante...) de creer, y menos de asumir, y ni qué decir de lo mal que pueda caer a cierto público...

Trataré de empezar de una vez...
Todos hemos visto en algún momento historias, películas o lo que sea, haciendo referencia al "que tal si..." que tanto nos atormenta; sin alejarnos más de nuestro propio cerebro, todo el tiempo estamos pensando en que habría pasado si en lugar de tomar cierta decisión se hubiese tomado la otra. La cadena de sucesos siguientes los podemos imaginar a la perfección, asumiendo un acontecimiento como consecuencia de lo que imaginamos que sucedería en primera instancia...
Me disculpo si el texto resulta enredado, pero es ineludible este complique.

Ahora bien, cuando imaginamos otra posibilidad de ocurrencia de las cosas, en realidad no pensamos en una sola, sino en 2, 3 o tantas como las condiciones lo permitan. Entonces las posibilidades de que algo suceda aumentan considerablemente, y las probabilidades de ello se reducen dramáticamente. Tengamos en cuenta que como elegimos cierta alternativa, las probabilidades de la misma son de 100% después de elegirla, pero antes, las opciones son varias y, si bien no son necesariamente equitativas, tampoco son absolutamente seguras.

Viene lo bueno...

Imaginemos ahora que lo que nos está sucediendo en este momento es sólo una alternativa, imaginada por otro "yo" que sueña qué habría pasado si leyera esta entrada. Nuestra realidad se vuelve imaginaria para ése ser...

PERO UN MOMENTICO!!!
Yo sé que soy real, y que ése otro yo que menciona usted no!!!

Pero para él, el que existe es él, y no usted

cómo así???

Así como usted no es consciente de la existencia de otro yo, él tampoco está consciente de usted. Se desenreda un poco, y ya vamos entendiendo con dos... pero todos sabemos que las opciones siempre son muchas, al menos 3...
Entonces el yo #3 en este momento imagina a dos yoes : uno que leyó el blog completo y otro que no leyó nada (o alguna de las combinaciones posibles a partir de ésto); así ya no somos reales ni #1 ni #2, porque sólo nos imagina el #3.
El razonamiento puede ser extendido a 4, 5, 6, 1000, o 299.792.458 individuos imaginando a todos los demás; y ésto sucede a cada instante en que los eventos tienen más de una alternativa. Y así, todas las alternativas se desarrollan en espacios con el mismo nivel de realidad, todos son tan reales como cada uno de nosotros...

OTRO MOMENTICO!!!
¿¿¿Quiere usted decir que a cada instante, mágicamente, se están "creando" universos paralelos llenando todas las posibilidades???

Para nada

Y entonces?

Todo lo contrario; la generación espontánea no es una posibilidad, y menos la aparición "mágica" de infinidad de universos enteros a cada instante. Cuando digo que todos tienen el mismo nivel de realidad, es que existimos tanto como los otros, y si ellos no existen...

...no existimos

Exacto

Y por qué discutir??
Por qué pensamos??, por qué somo capaces de discutir??
De que sirve el dichoso "Pienso, Luego existo"?

Se tiene porque es una alternativa
Porque todos los sucesos anteriores nos trajeron a ésto; a los otros sus propias circunstancias;
Porque el plan era parafrasear a Descartes (resaltar renglón):

PIENSO, LUEGO SOY POSIBLE (O PROBABLE)

y quién decide qué es posible y qué no?

DIOS

El Dios de nuestra realidad, de otra realidad, de todas?

No hay realidad, NADA existe, sólo es posible

bueno, bueno, bueno... pero quién o qué es Dios???

Ah...
Eso viene en el próximo episodio...